Publication:
Prácticas y representaciones sobre desnutrición infantil de causa primaria en familias pobres urbanas del Gran La Plata

Date

Journal Title

Journal ISSN

Volume Title

Publisher

Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Ciencias Naturales y Museo

Research Projects

Organizational Units

Journal Issue

Abstract

En nuestro país, los procesos de contracción económica, la caída del empleo asalariado industrial, la creciente segmentación del mercado, el aumento de la terciarización y precarización en las relaciones de trabajo, el aumento del desempleo y subempleo, el aumento de las actividades de escasa productividad, la disminución de los ingresos y la mayor inequidad en su distribución así como en la distribución de bienes y servicios, han producido un fuerte deterioro en las condiciones de vida de importantes sectores de la población. El efecto más global consiste en un fuerte aumento de los hogares pobres: los pobres estructurales o población con necesidades básicas insatisfechas que llevan consigo una historia de pobreza profundizan sus carencias, los sectores medios en su mayoría se empobrecen y un pequeño grupo ocupa una posición aún más privilegiada. A este panorama se agrega la crisis del sector público, la disminución de los servicios sociales y la caída en la calidad de los mismos. La persistente recesión económica y la creciente pobreza para amplias capas de la población, han afectado con especial dureza a la infancia, socavando sus condiciones de salud, nutrición y educación. Los estudios de mercado muestran cómo la recesión cambió los hábitos de consumo de los argentinos. Tanto medido por precio como por cantidad, el consumo viene cayendo, pese al aumento del gasto familiar en ese rubro, a tasas crecientemente empinadas, modificando hábitos de compra y rituales familiares. Asimismo, otros indicadores reflejan cambio de hábitos alimentarios derivados de los procesos de globalización y pauperización. La ampliación de la brecha entre ricos y pobres hizo que la clase baja y media empobrecida restringiera no sólo cuánto se come sino la calidad de lo que come. De este modo, la problemática alimentaria en la Argentina actual compromete la salud de vastos sectores; la misma aparece reflejada en la mayor participación de los alimentos en el gasto total de los hogares; la disminución de la demanda efectiva de alimentos en la progresiva segmentación del consumo; el aumento de la desnutrición crónica en sectores de extrema pobreza; la concurrencia creciente de la hipoalimentación en los índices de morbimortalidad. En condiciones de pobreza crecer menos constituye un estereotipo de adaptación afectando diversas esferas del desarrollo biopsicosocial; la inadecuada nutrición en la infancia tiene repercusiones sobre el crecimiento, desarrollo y salud general de los niños. 5 Este estudio plantea que la desnutrición infantil de causa primaria constituye un indicador sensible y temprano de inadecuadas condiciones de reproducción social y por ello compara dentro de dos grupos de familias pobres urbanas del Gran La Plata, las condiciones de vida diferenciales asociadas a la presencia de tal problemática. Utilizando los conceptos “componentes estructurales” y “estrategias alimentarias” se analiza la articulación de factores sociodemográficos, ocupacionales, niveles de ingreso, vivienda, acceso y utilización de programas alimentarios públicos y/o no gubernamentales y los recursos alimentarios autogenerados incluyendo las redes de intercambio y ayuda en la comunidad. En tanto el alimento constituye un consumo relativamente inelástico y representa - dentro del presupuesto familiar de los sectores pobres- el gasto relativo más importante, se analiza cómo intervienen los problemas de escasez y elección de alimentos, tomando como referentes dos poblaciones: una con hijos desnutridos y otra sin presencia de hijos desnutridos en todo el desarrollo de su ciclo vital. Para el estudio del conjunto de los condicionantes y de las estrategias desplegadas por las familias para su alimentación, se incorpora el universo de representaciones y prácticas de las informantes sobre el consumo alimentario familiar y sobre la desnutrición infantil. Se sostiene que ellas se encuentran sujetas a procesos de medicalización y expresan aquellas constituidas como hegemónicas que son vehiculizadas por los servicios de salud y por eso se indaga su contenido en un grupo de médicos pediatras que trabajan en instituciones públicas. La alimentación es un aspecto central de la reproducción individual y social y un indicador elocuente de las condiciones de vida de las familias. La satisfacción colectiva de la alimentación recrea patrones de heterogeneidad en la accesibilidad al alimento con manifestaciones concretas en la condición nutricional del grupo. La alimentación/nutrición ligada estrechamente a la salud/enfermedad ofrece una imagen de desigualdad y polarización, pues la satisfacción de dicha necesidad aún no está resuelta para muchos. Las restricciones impuestas a los comportamientos alimentarios de las unidades domésticas se dan por lo menos a tres niveles (Hintze, 1989): a- El referido a aquellos aspectos que son determinantes en el consumo de los alimentos (situación ocupacional, ingresos, precio de los alimentos). Frente a una situación de crisis estructural como la que atraviesa nuestro país, es predecible que la reproducción vía ingreso directo se vea afectada tanto por la retracción del mercado de trabajo como por la capacidad adquisitiva del ingreso. 6 b- El acceso y/o uso de consumos no mercantilizados provistos por programas sociales estatales, de organizaciones no gubernamentales o recursos alimentarios autogenerados por las familias. c- Los condicionantes culturales e ideológicos que afectan los patrones de consumo. La desnutrición remite, tanto en términos de causalidad estructural como de prevención, no sólo a factores político-económicos sino también culturales. En ese sentido se retoman los planteos críticos referidos tanto a la concepción naturalista de las necesidades como a su correlato: la concepción instrumental de los bienes. La antropología reconoce que la alimentación ocupa un lugar determinado dentro del simbolismo general de una sociedad, hecho que la convierte en objeto de análisis de prácticas, discursos e imaginarios sociales. No hay cultura alguna desprovista de un aparato de categorías y reglas alimentarias: la variabilidad observada en la especie humana obedece no a su presencia sino a su contenido El concepto de representación, en tanto conocimiento socialmente elaborado y compartido conformado a partir de experiencias, de informaciones, conocimientos, y modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la tradición, la educación y la comunicación social, alude al conjunto de significados que funcionan como sistemas de referencia e interpretación de las circunstancias, los fenómenos y las interacciones sociales que dan sentido a la vida cotidiana constituyendo modalidades de pensamiento práctico orientadas hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal. Pertenecer a un grupo o a una comunidad supone compartir al menos parcialmente, el complejo simbólico, es decir, el núcleo de representaciones sociales que los caracteriza y define. Las representaciones sociales sirven como marcos de percepción y de interpretación de la realidad y como guías de los comportamientos y prácticas de los agentes sociales. Con base en ellas y definido como “lo social incorporado", "interiorización de la exterioridad", el habitus constituye un principio de generación y estructuración de las prácticas sociales y de percepción y apreciación de la realidad. El concepto de habitus refiere a aquellas disposiciones a actuar, a percibir, a pensar y a sentir de una cierta manera más que de otra, ligadas a definiciones referidas a lo posible y lo no posible, lo pensable y lo no pensable, lo que es para nosotros y lo que no es para nosotros. Se trata de las disposiciones que han sido interiorizadas por el individuo -en el curso de su historia y dentro de los límites y posibilidades brindadas por las condiciones objetivas de vida- que actúan como principio de estructuración de prácticas. 7 Así, por ejemplo, las diversas clasificaciones de lo comestible están ligadas en mayor o menor medida a otras categorías sean médicas, estéticas, religiosas. La preocupación por la salud y el valor terapéutico de los alimentos ha estado en mayor o menor grado siempre presente en la construcción de las pautas alimentarias y muchos estudios antropológicos sobre salud/enfermedad se sostienen en la información sobre alimentación recogida en las diversas culturas. En la actualidad, la alimentación y la medicina mantienen una relación particular e e indisociable. La alimentación es un medio de ejercer control sobre el cuerpo, es decir, un instrumento privilegiado de intervención médica; de allí que la medicina reivindique un derecho de control sobre la alimentación, propiciando un modelo corporal basado en patrones científicos que enfatizan la importancia de la alimentación para el mantenimiento de la salud. El enfoque se aproxima de este modo, a los estudios desarrollados en el campo de la Antropología y Salud, especialidad temática que se ocupa de los procesos de salud/enfermedad/atención que refieren a contextos económico-políticos-culturales específicos y los expresan. Se reconoce que los determinantes de la salud/enfermedad de la población son componentes propios de los procesos de producción y reproducción social, los que conforman condiciones diferenciales de vida y procesos diferenciales de morbimortalidad. En este sentido, la desnutrición infantil es paradigmática. La pertenencia a determinados niveles socioeconómicos establecen los límites y las condiciones dentro de las cuales el proceso salud/enfermedad/atención adquiere características diferenciales tanto en términos de morbimortalidad como de los saberes referidos a la misma. Todo conjunto social produce y reproduce representaciones y prácticas respecto de los padecimientos, dolores, angustias, malestares, etc. que lo afectan. Se considera entonces que los procesos de salud/enfermedad no sólo son emergentes de las condiciones de vida sino también y fundamentalmente, objeto de construcción de representaciones y prácticas por parte de los conjuntos sociales. Por lo tanto, la detección de conocimientos, saberes y prácticas respecto de la salud, la enfermedad y la atención aparece como básica para saber cuáles son sus estrategias de reproducción. En la medida en que la alimentación constituye un comportamiento cotidiano fuertemente medicalizado y que la desnutrición infantil se encuentra incluida en el campo de intervención médica, se sostiene que las prácticas, conocimientos y valoraciones sobre alimentación y salud de los conjuntos sociales están permeadas por una construcción hegemónica de la salud/enfermedad/atención que corresponde al 8 Modelo Médico Hegemónico el cual, descriptivamente, refiere a la biomedicina. Dicho modelo es una construcción metodológica que permite entender la racionalidad biomédica y el funcionamiento de la ideología técnica dominante en el saber médico. Expresa, en un alto nivel de abstracción, las representaciones y prácticas que manejan los profesionales y las instituciones médicas. Los conjuntos sociales "legos" participan de esa relación sustentándola en tanto "cómplices", pero también como sujetos que resignifican o impugnan el saber hegemónico. El concepto de hegemonía pues, resulta útil en la medida que permite detectar las visiones dominantes así como sus límites y contradicciones. Se utiliza así un modelo dicotómico, pese a los riesgos de simplificación que ello implica, centrado en los conceptos de "hegemonía" y "subalternidad" para aprehender las prácticas y representaciones de dos agentes vinculados a la problemática nutricional: los servicios de salud y conjuntos sociales de sectores pobres. A través de relaciones de hegemonía, la especialización médica "produce consumidores", "genera pautas de consumo" entendidas como el uso o apropiación de saberes y prácticas, de bienes y servicios destinados a resolver sus problemas de salud. De aquí la pertinencia de explorar cómo intervienen los saberes médicos (representaciones y prácticas) sobre desnutrición en las representaciones y prácticas legas. Concibiendo al trabajo médico asistencial como una actividad científico/técnica impregnada de procesos sociales, ideológicos, económicos e institucionales, los interrogantes planteados refieren a las características básicas del saber de estos profesionales respecto a la desnutrición, en qué principios teóricos y técnicos basan su actividad profesional. Dentro del término desnutrición se incluye, además de un estatuto biológico de crecimiento inadecuado, un conjunto de estereotipos de uso frecuente en la vida cotidiana que integra representaciones de la desnutrición como problema social, como enfermedad, como patología de la pobreza, como abandono, descuido, anormalidad, etc. sintetizados a través del uso social y técnico en los diferentes contextos, incluido el de la relación médico-paciente. Se postula de este modo que las enfermedades y las instituciones de atención médica no sólo expresan relaciones sociales estratificadas sino que pueden expresar también procesos de identidad, de diferenciación, de estigmatización en torno de posiciones y relaciones de clase. Las enfermedades inciden en la salud de los conjuntos sociales 9 pero también simbolizan relaciones ideológicas y sociales más allá de la propia enfermedad. Es necesario indagar entonces, en los saberes que permiten describir y entender cómo lo socioeconómico se articula con lo socioideológico/cultural y cómo ambos aspectos contribuyen, a través de las actividades cotidianas relacionadas a la alimentación familiar y a la salud/enfermedad/atención de sus integrantes, a la reproducción social

Description

Tesis presentada para optar al Grado de Doctor en Ciencias Naturales
2 v. graf.
Tesis 797 (Inventario: T1709; Tomo: 1)
Tesis 797 (Inventario: T1710; Tomo: 2)

Citation

Collections

Endorsement

Review

Supplemented By

Referenced By